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Tanatología de un animal asustado, abandonado y triste

  • Foto del escritor: Marta Garcês
    Marta Garcês
  • 22 jul 2021
  • 1 Min. de lectura

mariposa no quería salir de sí

un mundo nuevo y hostil era difícil para ella remoloneó unas horas más en su crisálida

al salir, el mundo

un oscuro párpado hizo batir sus alas

aire de putrefacción en su débil cuerpecillo

mariposa se posó en la nariz del otoño

estaba esperando la lluvia

tenía sed

madre la había abandonado

los deseos vuelven si no los piensas

decía madre

madre estaba muerta

doce meses vivió madre atalanta

mariposa se escondió al llegar el invierno

el frío congeló sus idas hacía al sol

madre seguía en ella

y estaba en mitad del camino

las patitas arrulladas en el norte

los ojillos mirando un infinito

que no acababa de hacerse

por completo

mariposa revivió a la tristeza

en una flor azulada

una primavera en la que volar

era lo más parecido a la dicha

por primera vez, mariposa sonreía los pájaros diminutos volaban a su lado nada de dolor

nada de su significado

mariposa envejece

ve los alfileres posarse en sus alas pronto volverá a ver a madre

la guiará hacia ese lugar desconocido

deja caer su cuerpo sobre un asfalto caliente no recuerda nada más

animal abandonado, asustado y triste que muere

que muere

tanatología de una atalanta



 
 
 

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