Escribir desde el ángulo exacto desde el cual la tristeza se queda impune.
Lloro porque ya no queda cerveza en la nevera y las pelusas se acumulan debajo de la cama.
No se ven, sonrío porque todo lo visible está tan impoluto, tan inmaculado como esta carne de mi carne que no acabo de entender del todo.
La gangrena es tan caprichosa que ha decidido comenzar por el alma a corroer, seguirá con el corazón y dejará el cerebro para el último lugar, por si le apetece un postre.
Escribir desde la cornisa más alta balanceando el bolígrafo desde mis dedos hacia el aire.
Juego con mi suerte porque es tan caprichosa que solo puedo seguirla hasta que la muerte nos separe.
Lo último que oí de ti fue un triste: gracias por cuidarme.
Luego saliste volando, y yo, ángel corroído me quedé con todas las plumas bajo mis pies sin saber qué hacer con ellas.
Comments