“... después del beso nauseabundo saldría el sol…”
Angélica Liddell
mi animal eterno, delicado,
me contagias de tu círculo
yo que examino las líneas rectas con desconfianza pero las acepto,
me haces mujer ondulante
tu carbunco[1] aniquila mis pulmones
inyectas la enfermedad a través de tus labios
y mis pulmones sufren, mi corazón sufre, mis ojos sufren, mis uñas sufren
contaminas mi cuerpo solo con respirarme
y no hago nada
no puedo hacer nada
es mejor así
camino contigo en el borde del acantilado con los ojos completamente cerrados
de tu mano
fuerte
no me dejas caer pero me enfermas de un ántrax maligno de amor
y la curación es tan breve como lo que dura una ligera pronunciación de mi nombre en tu boca
[1] denominado también ántrax, dícese de una enfermedad contagiosa, grave y aguda que afecta al ser humano, causada por un bacilo que se encuentra en el suelo; se transmite a los seres humanos mediante el contacto con los animales, la infección se adquiere, normalmente, a través de la piel.
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